Los días pasaban y yo comprendía la verdad, la mentira se hacia material frente a mi y una fuerte voz en mi interior me decía "Abandona esto, hazte un maestro Pokemon".
De ahí en mas todo fue un abrir y cerrar de ojos. El tiempo me dijo que me dejara crecer el pelo, y no solo eso, que lo maltratara. Dijo que había gente que podía encarar y que alguna vez podrían llegar a ser mis amigos, no sé cuando.
El lugar cambio, ya no era aquel edificio feo repleto de rastas andantes y morrales coloridos. Ahora era peor.
Todo cambio, aquellos jóvenes artistas-locos-revolucionarios mutaron en una raza extraña, con modales y condiciones de pensamientos raros y absurdos. Pequeños señores intelectualoides con ideas sobre la paz mundial, la expresión de los sentimientos ante todo, defensores del arte de acción, partidarios de comer una hamburguesa de caca. Y así, para peor, comandado por un ejercito de eruditos en estética. Capaces de cautivar jóvenes, atraerlas y prometerles conocimiento artístico a cambio de los beneficios de un complejo de Edipo no resuelto.
Aquella mentira que crecía frente a mi era como un monstruo de tres cabezas, en silla de ruedas, alvino y cubierto de una capa de dulce de batata caliente. Protector de la pequeña verdad que detrás de él se esconde, aquel cartelito, del tamaño de un boleto con la inscripción manuscrita "Son todos jipis".
Gracias por venir. Marcos "El que suscribe" Giménez.
Me encantó. Creo que captás muy visceralmente lo que sentimos los chinos adentro de una metáfora al ser disparados por el ano de una vieja que no muere nunca hacia la desintegración total. Y cuando digo creo no digo "probablemente sea de este modo", o "quizás sea así", sino que es un "creo" de los de Jesús, del "creo" tipo "esto es así y la paso bien leyendo al que suscribe, mismo"
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ResponderEliminarHumberto de Vargas es mejor. At purpose, vecina.
ResponderEliminarAh pero yo no puedo creer que está Norberto Baliño. Vos sos groso, pibe. Casi enseguida después de leer el nombre de una eminencia venida del sarcófago como el Humbie, me ponés a Norberto Baliño. Me lastimas/me haces daño
ResponderEliminar¿Y si los del complejo ofrecieran una hamburguesa de caca a cambio de sus seducciones? Si sacáramos a esa hamburguesa contra la que se arrojaron todos los amantes del lysoform y el buen gusto de su contexto "multiloco-mal-aliento-hola-mamá-acabo-de-venir-de-mi-consagración-al-mundo-de-los-pelotudos (pero de los pelotudos de los que todo el mundo habla, ¿eh, Mom?, claro que sí) dale-mamá-saludame-dame-un-beso-no-me-traumes" y la trasladáramos a una buena cena con tu amante (no la que le mostrás a tus amigos para quedar como un duque sino la que te lleva treinta años de diferencia de edades y comparte tu percepción del deseo y esas manos), ¿qué pasaría? Gracias por tu espacio, Marcos, propiciás la discusión fructífera y fértil y positiva en tu espacio comunitario; saludos.
ResponderEliminarEl resultado de intercambiar seducción por el concepto de "Comer caca es arte" es una generación de artistas consagrados como pelotudos por sus pares, pero como "Creadores" por las autoridades de la institución.
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